sábado, diciembre 03, 2005

La Implicancias Sociales De Dormir Con La Boca Abierta, En Público Y Babeandole El Brazo A Tu Mejor Amigo

A veces me dan ganas de esciribr cosas fantásticas y apasionantes. Pero entonces me doy cuenta que no puedo, porque no existen las palabras para escribirlo. Otras veces me dan ganas de decir algo gigante y bonito, y me acuerdo que tampoco puedo, por la misma razón.
Es que todas esas cosas no tienen nombre. Y a mi me cuesta bautizar las cosas; mis mascotas tienen nombres tontísimos producto de este problema.
Algunas veces en la noche, me despierto y siento que mi güata baila y se ríe por dentro, y me contagia la risa. Pero tampoco sé cómo se llama eso. Ni sé si es un sentimiento siquera.
Muchas veces he visto cosas y he hecho cosas que no puedo describir, sólo porque no existen las palabras para hacerlo. A veces, recurro a la táctica del profesor de Administración sin-cuello-ni-hombros: 2+2=5, dice él ("Ja, como la canción de Radiohead", digo yo). El total es más que la suma de sus partes. Entonces puedo decir que me siento estúpida+felíz= estúpidamente feliz,[o felízmente estúpida (el orden de los factores no altera el producto...¿o sí?)] o triste+sola=huérfana. Pero así, con mi propio idioma y mi matématica ideomática, no todos entienden a que me refiero. Y eso no siempre está mal, porque así me entienden sólo quienes yo quiero que me entiendan.
En todo caso, es bastante desagradable que, aunque uno trate de que no sea así, las palabras queden chicas y que nunca digan todo lo que uno quiere decir. O quizá, uno quiere decir demasiado. Cosa que también es un problema.
Saber como decir lo justo es algo complicado. La gracia es el balance: que sea lo suficientemente claro para que se entienda y lo suficientemente ambigüo como para que no revele demasiado.
En este momento, por ejemplo, me gustaría poder escribir sobre la idea de hablar mientras me imagino que me veo cantar esta linda canción que escucho en mi Winampito (The nurse who loved me, de A Perfect Circle) , pero no puedo. Me canso hasta de pensarlo. Por eso mejor me dejo de pensar. Y me callo. Y me dejo de querer cosas imposibles. Al menos por hoy.
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*El título de este post no tiene absolutamente nada que ver con su contenido, pero tenía unas ganas terribles de decir eso por lo menos una vez durante el día de hoy. Y lo hice. Bien por mí.

3 comentarios:

Kalasjnikov dijo...

Sabés... a mi me pasó lo mismo, una vuelta que venía del Liceo me quedé dormido en la micro, un tipo a eso de Pza Italia me dijo que no tenía problema que me durmiera sobre el, pero que por favor no le continuara babiando el traje!!!
NEFASTO!!!
En fin..
C'est la vie

Igolo dijo...

el titulo puede decir más de lo que el texto o viceversa o ninguna de las anteriores... si te faltan palabras para expresarte inventalas.... a veces me pasa eso de que faltan palabras y sobran sentimientos e ideas...

chauz

Carlos Siegel dijo...

solo puedo decir un gran: IJIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!

1800 SEGUNDOS...FILMABLE..RE-FILMABLE