martes, noviembre 29, 2005

WTF?


Hay una diferenciación básica para todo prospecto de escritor (o seudo-escritor, como prefiero llamarle) y eso es el asunto ficción-No ficción. Y está bien esta categorización si, digamos, se está revizando el ranking de los libros más vendidos en algún suplemento "intelectualoide" de un diario de derecha, o cuando se va a preguntar por algún texto en particular en una librería.
Lo que me molesta del tema es esa separación excesiva del mundo entre lo que es ficcional y lo que es no ficcional. Y eso, porque me huele a un maníqueismo de real vs. irreal, lógico vs. ilógico, posible vs. imposible.
Y, no es que me preocupe, es sólo que me parece... fome. Sí, porque si todo fuese lógico, posible o real, sería aburridísimo. Hace falta un poco de absurdismo.
Sé que sonaré como una esquisofrénica con el litio apasionantemente bajo, pero me parece que de vez en cuando, es saludable alucinar. Alucinar y escupir un poquito la realidad. Me parece que la realidad de por sí es altamente arbitraria. Lo real es cuestionable. Si yo soy capaz de crear algo, (arte, por ejemplo) y esa creación es un reflejo de una irrealidad, un fenómeno "mío" y soy capaz de exprimirlo de mi persona, comienza a existir, y si existe, es real. Entonces, esto (lo que sea) que acabo de traer al mundo tiene la misma validez que un invento, que una mentira... porque es una creación. Y al final, eso es lo que me importa, la validez que tiene para mí.
Creo que, en el fondo, lo que me molesta es el concepto. La dicotomía dictatorial. El enfrentamiento de esas palabritas que terminan diciendo nada. Odiaré citar a Huidobro pero cuando dice "el poeta es un pequeño dios" dice bastante y es más, todos somos dios. Si somos capaces de crear, cualquier cosa, algo que no existía hasta el momento en que le hemos dado forma y eso proviene desde lo más profundo de nuestro mundo personal, tenemos ese poder. El poder de darle realidad, de hacer tangible algo que no tiene porqué tener lógica, y que por lo mismo, no tiene porqué ser ficcional o no-ficcional. Sólo debe estar. Y ni quiera eso, es algo que nesecita estar.
Intrínsecamente, me parece que toda creación es un acto de rebeldía porque simplemente proviene de manos humanas, una creación dentro de otra creación. Es jugar a ser dios (esto debe doler un poco a los creyentes). Y tener tal poder (el hecho de poder traer algo nuevo al mundo), si uno lo piensa bien, es increible. Básicamente cada vez que algo nuevo viene al mundo proveniente de nuestra mente, se está creando algo que sale de las normas de lo real, o de lo posible. Y si lo pienso a fondo hay un mundo (que escapa totalmente a la lógica), en permanente proceso de creación.
Al final, sólo me pregunto qué sucederá cuando nuestro mundo propio-no-real-pero-externalizado sea más grande y más maravilloso que el mundo "real", ese que es lógico y, sobre todo, controlable.
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*Música: Tool - Lateralus
**Imagen: René Magritte

domingo, noviembre 27, 2005

Untitled

Cuando llegué yo tenía otra cara. No tenía lunares y había muchísimas menos cicatrices. Ahora estoy empezando a creer que ESA era yo y que ESA, murió.
Lo que pasa, es que ahora hay otra, una que no es nueva, (está vieja; tiene achaques y hasta dolores de huesos) pero que es más nueva que la otra. La otra hablaba diferente, pensaba diferente y se veía diferente. Yo a ella nunca la soporté... siempre fue una tonta, pero a esta otra, ya no la puedo ver.
Algunas veces echo de menos sus manos gorditas y sus vestidos rosados. Debe ser porque esta otra se ha hecho tan diferente, tanto que ya no la reconozco. Parece que no tuviera mucho para dejar.
La otra, al contrario, dejó amigos, familia, y dibujos felices en la puerta de la casa de la abuelita. Ahora yo los veo, y también están viejitos. Y CASI me hablan, pero no. Los miro y se callan.
Esta, que es nueva pero no tanto, ya no logra hacer algunas cosas que la otra sí podía. Algunas veces cuando ibamos al lago, y se tiraba al agua helada, nadaba con las sirenitas brillantes. Una vez, el agua se la llevó lejos... y quizá ahí fue cuando desapareció. Pero no, eso hubiese sido bonito. Ella se fue un día normal. Que empezó en un auto blanco y terminó con lagrimas saladas. Fue un día que empezó claro y terminó de noche. Fue bien normal... había un falo en una vitrina, un viaje cortito, una vuelta en silencio y un espejo retrovisor que dijo demasiado. Y ahí empezó.
Ella ahora se quedó atrapada en esas fotos que tienen todos, y no va a volver. Esta otra, lleva mucho tiempo viviendo aquí, no me deja entrar ni me deja salir. Suele estorbarme y soy mala acostumbrandome al cambio. Lo bueno es eso, cambió una sóla vez, ahora está condenada a seguir igual. Hasta que llegue otra o hasta que muera, por completo.
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*Música: Sigur Rós - Viðar Vel Tl Loftárasa

La Vida Es Sueño... Y Le Lleva Soundtrack

Antes de irme a dormir siempre hago dos cosas: selecciono mi libro y mi música. MI libro y MI música. Hago énfasis en el posesivo porque, después de años de melomanía y lectura obsesiva, he terminado por adueñarme de las creaciones de otros. Si algo me toca y se queda dentro, es mío. Así de simple.
Bueno, volviendo al tema narcoléptico, para poder dormir necesito tener música en mi cerebro. Lo interesante de eso es la variedad que pasa por mi tierno equipo de música. Ahí, al ladito de mi camita, me ofrece la voz de Maynard James Keenan (con Tool o APC), los grititos de Deftones, la furia de Glassjaw o la electro-calma con Kid A y Amnesiac de Radiohead. Para ser honesta, no sé si la música que escucho antes de dormir influya en los sueños, pero necesito ese último contacto mágico antes de dormir.
Hay algo especial en ese momento, cuando uno se despide de la conciencia. Cuando el día se repite una y otra vez en la cabeza, las cosas, las situaciones y las personas. Y las personas también tienen su banda sonora; uno suele identificar a ciertos seres con una determinada banda o canción, y si lo que se quiere es olvidar a ese individuo, se escucha otra cosa. Es una terapia, que puede servir para olvidar o para regocijarce en un charco de pena. Y, es cierto, la nochecita es el mejor momento para eso.
Pensando en cuales eran los mejores estilos musicales y bandas para ir a dormir, recordé por ejemplo a Mogwai, con sus atmósferas mágicas o Sigur Rós con sus melodías extraterrestres e idiomas inexistentes; música que de por sí evoca paisajes de sueños submarinos y aéreos y cosas ingrávidas. Air o Moby, por ejemplo, también tienen ese efecto balsámico. Kent, Placebo o Muse con sus aires progresivos y voces extrañas, tambien podría funcionar. En general, hay muchas opciones, pero como diría Jalo Nuñez, "cualquier musica lenta en idioma bizarro y/o nórdico (sirve el inventado también) ayuda a eso".
La música para dormir, después de todo, es el soundtrack hacia una dimension paralela. Ahí, la lógica no tiene lugar, las normas de cualquier tipo mueren y todo es impredecible. Por lo mismo, al momento de abrir esa puerta, que es lo más cercano a un portal interdimecnional que tenemos, más vale que la música incidental valga la pena. Y que la amemos; que sea mía, tuya y nuestra.
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*Nótese la cita a Calderón de la Barca...
**Música: Sigur Rós - Agaetis Byrjun

domingo, noviembre 20, 2005

Perdón Por La Demagogia, La Pedantería Y el Existencialismo De Retrete.

El problema que se me presenta cada vez que comienzo a escribir aquí, es que no quiero que lo que escribo, termine sonando como una reflexión existencialista. Como una simple estupidez que viene de una persona pedante que cree que "ve" más que lo que "ve" el resto. Entonces, es simple. Trato de hacer una anti-reflexión. Una idea que viene presisamente de la no-idea. No tanto de la falta de ideas, sino del miedo a sonar idiota. Y es justamente como suena, finalmente. Porque por muy anti-reflexiva que pretenda parecer, termino hilando ideas sobre mi no-idea. Un puto circulo vicioso. Igual que cuando uno intenta poner la mente en blanco, y en lo único que piensa es en una pizarra blanca... que luego de un rato comienza a lucir trazos nuevos y finalmente termina con algúna creación artistica en su ex blanca superficie. Entonces se puede decir que la naturaleza de la reflexión involuntaria viene de lo más simple; de la maldita raíz del pensamiento. Freud la amaría, si no fuese un cadáver hiper-sexuado.
Básicamente, la demagogia, palabra que por azar me ha rodeado constantemente durante el último tiempo, parece inevitable. Aunque tiene algo de actuación, y la actuación tiene algo de seguridad. ¿A que voy con esto? A que no hay protección como la que brinda tener un manejo más o menos adecuado del lenguaje, porque simplemente es la forma más fácil de esconder lo que se quiere decir en realidad. La honestidad brutal no tiene espacio en una mente que returce y falsifica las ideas. Las reflexiones que vienen de la nada, entiendase por esto, de lo inecesario de la demagogia, siempre esconden algo. ¿Por qué filosofar sobre la nada? Porque en esa nada siempre se esconde una verdad ineludible.
Tal vez el minimalismo también tiene cabida a la hora de reflexionar. La simplificación tiene algo de romanticismo, si se piensa bien. Es cosa de escupir una verdad; una forma de exponer tripas brutalmente, sin marcos maravillosos ni protección, sin palabras bonitas ni un lenguaje matematizado. Este es el mejor ejemplo. ¿De dónde viene este balbuceo pseudo-filosófico? ¿Será que el fenómeno Escuela de Comunicación Social finalmente me está golpeando? O simplemente que digo esto, para no decir "lo otro", lo realmente importante. O tal vez, hay que leer entre líneas. Si es así, que mi subtexto está siempre presente, debería comenzar a temer. Al menos cuando hay certeza de que ese subtexto puede ser encontrado y que alguien sabe lo que hay detrás. Que no siempre los disfraces funcionan, y que la mascara corre el riesgo de caerse si tan sólo alguien se da el trabajo de buscar el orígen: la no-idea que ha parido la reflexión.
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*Música: Mogwai - I Know You Are But What Am I

martes, noviembre 08, 2005

Nuestros Años Aggrometal

Ok, partiendo de la base que Nu-metal y Aggrometal (tambien llamado Aggro) son la misma cosa, a pesar de lo que algunos quieran decir al respecto, y que Aggro sólo corresponde al nombre con que los sudamericanillos hemos bautizado al estilo, debemos aceptar que todos pasamos por esa época.
La vida se compone de etapas, algunas más airosas que otras; la era del pop, por ejemplo, una época extraña en que, queramoslo o no, parte de nuestra valiosa capacidad mental estaba ocupada aprendiendo letras mal pronunciadas de grupos tan memorablemente decadentes como los temidos Backstreet Boys, los pedófilamente adorables Hanson o las hormonales Spice Girls. E incluso antes, cuando corríamos por los patios de nuestros respectivos jardines infantiles balbuceando las imborrables letras del siempre psicópata Michael Jackson, mientras declarabamos nuestro amor eterno a los bailes Madonnescos. Todo un clásico.
Bueno, volviendo al tema Aggrometal... todo vino tan rápido. La adolescencia golpeaba fuerte con novedades corporales nunca antes vistas y nuevas y apasionantes ideas. De pronto, de la nada, ahí estaba: Johnatan Davis de Korn gritando sobre ser marginal en el high school y sobre el infierno que es ser tratado de fag solo por escuchar Duran Duran (¿?)
Y ese fue solo el comienzo, luego vino Sepultura, para los que querian empezar a saber de donde venía esa cosa maravillosa llamada Metal, y luego Soulfly... Por otro lado aparecía Deftones, con sus rapeos exóticos (sólo en sus comienzos) mezclados con los gritos y susurros más orgásmicos proferidos por cualquier garganta "metalero-masculina". Después vendría Ill Niño y Nonpoint, o 12 stones y Mudvayne e incluso Slipknot. La cosa comenzó a decaer con esos bodrios que serian Papa Roach, Drowning Pool (buen comienzo, decadente continuación) Limp Bizkit (simplemente reprobable) y Linkin Park. Luego la cosa era sencillamente un chiste; cualquier banda que tuviese las más peregrina intención de tocar "Metal" caía dentro del profundo y poco conocedor saco del Aggro, ej: Lostprophets. Lego vino una segunda parte, con bandas como Chevelle o esa bazofia llamada Taproot, más otros millones de bandas que no puedo ni quiero recordar en este momento.
Muchas de estas bandas evolucionaron o siguieron su línea aunque siempre entregando discos potentes, dos buenos ejemplos: Deftones (un favorito personal) y Slipknot, al contrario de Korn "iniciadores" del aggro aunque sólo en el sentido Mainstream-t-shirt selling de la palabra quienes con cada disco pretendían seguir tocando la misma canción con la misma historia del mismo misfit adolescente, sólo que con menos credibilidad y muchos más Mercedes en el garage.
Al final la cosa se reventó. El aggro pasó. Al menos su estallido fashiontástico... Algunas de estas bandas siguen existiendo y sacando buenos discos, pero nada nos volverá a esos años en que nuestra rabia adolescente venía con pantalones anchos, poleras negras y parches de Korn adornando mochilas liceanas.
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*Musica: Norma Jean - I Don't Know What But Something Is Going To Happen

viernes, noviembre 04, 2005

Something To Talk About

En ese helado de cafeína que es la película About A Boy, el protagonista, interpretado por Hugh Grant (ahhh!) dice que para evitar el stress, divide su tiempo en bloques de media hora. Una buena idea si lo que se quiere es simplificar todo.
Bueno, no es que haya seguido sus británicas palabras al pie de la letra, pero me parece que es un buen método. Dividir en pedazos una experiencia y, no evaluarla (que sería fatal) sino sólo "hacer". Sin conciencia y en piloto automático. Cosa que parece funcionar especialmente bien cuando uno hace algo que no quiere.
Este año ha sido bastante desastrozo a nivel de "ideales, realización personal y weas", y la técnica minimalista del lindo de Hugh me funciona. De hecho puedo ser casi funcional mientras no recuerde exactamente qué es lo que estoy haciendo y porqué lo hago.
Si divido mi vida en bloques de pequeños acontecimientos porque, seamos sinceros, la "felicidad" o lo que sea eso que nos hace sentir "bien" no dura más de un par de segundos, un par de minutos, quizá una hora de embobamiento, pero nada más; bueno, si uno hace un recuento de esos ratitos "felices" casi es posible auto-convencerse que todo está bien.
Lo mismo con la vida cotidiana y la rutina. Puedo ir a clases (o no ir, claro, la irresponsabilidad no se quita) poner atención (o no), hacer cosas normales y hasta cumplir con trabajos y tareas (o no)... todo bien, mientras no recuerde El Todo. La razón de la rutina y la culpa que no es mía (o tal vez sí).
Es increíble como la anti-reflexion facilita la comodidad. Por eso la busqueda de inconciencia en las bacanales adolescentes, y la manía por el entumecimiento cerebral. Al parecer, el paraíso es un lugar chiquito, y algo tontito, donde todo está bien... y dónde sólo se está por querer olvidar. Todo se trata de recuperar el maravilloso valor de la inconciencia, sin importar los medios para lograrlo o sus tóxicas consecuencias, porque eso ya implicaría estar "conciente".
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*Música: Badly Drawn Boy - Something To Talk About.