sábado, julio 29, 2006

Complejo Mesiánico 2.0

Holden Caulfield (protagonista y narrador de The Catcher in The Rye") dice, dentro de su depresión-pena-egoísmo-inmadurez, que lo único que le gustaría ser "de grande" es un guardián. Un protector. Un ser que protege y previene a otros seres (niños) frente al peligro de caer en el abismo del campo de centeno.
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Holden es mi héroe. Aunque en la práctica, sea un verdadero pelmazo. O sea, es un tipo de 16 años, perdido, solo y criado entre la esfera de una familia de ricachones de la alta alcurnia y otra esfera fétida a espiritu adolescente de chicos-cool-de-colegio-privado. Si, imagina a todos los miembros de The Strokes, musculosos, rudos e idiotas pero con la misma actitud "I'm too cool for school". Durísimo.
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Al contrario, en teoría, el tipo es Dios. O bueno, no Dios. Me conformo con Jesús. Un mesías menos hippie y sin barba, con menos fans y con zapatos. Sin desierto pero con Nueva York. Y con más sex appeal.
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Fue, leyendo ese libro (primero en español, luego inglés-no me llamen ñoña) que me di cuenta que yo, y muchos otros seres, tenemos demasiadas similitudes con ese tipejo llamado Holden. Aparte de la idiotez y el ego (cita textual a Jane Lane en Daria: "¿Para qué ser vanidosa si se puede ser ególatra?") tenemos ese mismo complejo.
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¿Cual es la idea de andar por el mundo, rescatando incautos, salvando almas y reviviendo zombies? ¿Quién demonios nos autorizó para hacerlo? y en cualquier caso ¿Quien mierda dice que somos los más indicados para hacerlo?
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Creo, y son libres de escupir la pantalla si no concuerdan, que el asunto Mesías parte de un ego fracturado (aunque presente) y, sobre TODO, de una benefacción torpe pero autodidacta. Aunque como víctima brutal de este complejo, debo acotar algo antes de salir a cazar vampiros y liberar esclavos: El mesías (autodenominado) no te lleva por su camino [al contrario de los mesías más famosos (ja!)] sino que, simplemente, pretende mostrar el camino hacia la "autorealización". Sí, se que suena a bazofia de auto-ayuda y pirámide Maslow, pero empiricamente es mucho más LINDO.
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Bueno, el punto es que yo quiero seguir salvando, y quiero que otros sigan salvando. Es un excelente pasatiempo y, por estúpido que suene, quiero que algún día algún ser me diga, con cara de "yo te conozco pero no recuerdo tu nombre": gracias por no dejarme caer (aunque en alguna parte del proceso de salvación, haya pensado en empujarle. Hey!, somos salvadores, no santos)

martes, julio 18, 2006

Jurel Tipo Salmón

Que rico que a mí me dejen recuerdos
los gusanitos que se comen el libro
y que yo diga
"Ah! yo quiero un pescadito"
y atraparlo aquí
solo porque se ve lindo
cuando lo tapo con agua
y le cierro un ojito y todo está bien.
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Así mientras leo el libro
el gusanito cuenta-palabras
marca-pasos
mono-transistor
es macanudo
y choriflay y tornasol
pero igual me canso y suelto el libro
y veo mi pescadito
y Faustino (pobrecito)
no me dice nada
en parte porque es un pez
en parte porque no puede
en parte porque nadie puede decir TODO
con la cabeza en el agua
y las aletitas cortadas.

lunes, julio 10, 2006

Apablaza, Abraza.

Olegario Apablaza era lo que llamaríamos "de piel". No era vecino, no era conocido, no era amigo... él era Olegario.
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Cada año nuevo, cumpleaños, navidad, santo, natalicio y festividad de la más variada naturaleza, se sentía el toque de la puerta y tras ella Olegario Apablaza, dispuesto a abrazar a quien se apareciera en su camino.
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Porque esa era su gracia. Él abrazaba.
Así como algunos pintan o cantan, actúan o cocinan, Olegario Apablaza, abraza.
Nunca importó el tufo alcoholizado memorable, o las ropas raídas que lo ponían en el mismo escalafón social que al "El viejo del Saco", nadie podía huír de su abrazo benefactor.
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Olegario conocía las diversas y complejas técnicas de abrazo. El abrazo fúnebre (con palmadita en el hombro para los hombres), el abrazo femenino (cuidadoso y respetuoso), el abrazo de año nuevo (exaltado y energético) y hasta el abrazo de fiestas patrias (animado y con agarrón).
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Parte de la iniciación al entrar a la familia, era ir a abrir la puerta a Olegario y recibir ese primer y brutal abrazo. Nueras, novias y novios, cuñados y yernos, a todos les tocó su turno.
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Todos ellos con el mismo nerviosismo e incomodidad.
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Y Olegario siempre con la misma sonrisa, los ojos de loquito desorbitados y los brazos con vida propia regalando cariño a los extraños que no siempre agradecían su esfuerzo.
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Lo cierto es que ya no hay Olegario, sus abrazos desaparecieron y su caminar de viejito a mal traer dejó de aparecerse por las veredas del barrio. Mentiría si dijera que se le extraña (aquí no se extraña mucho) pero cada vez que el loquito de turno se pasea hablando con perros y asustando a los niños, nos acordamos de Olegario. Él solo los abrazaría.

miércoles, julio 05, 2006

Las Teorías Más Crudas III: Sobre El Extremismo.

Originalmente, el plan era tratar el tema de la histéria y el extremismo (ya que aunque usualmente funcionan en niveles paralelos, ambas se unirán porque yo quiero que sea así), pero solo me remitiré al segundo concepto, más que nada porque... si.
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El extremismo debe su validez como concepto y como acción a una abundancia anti-natural de pasión. Esta pasión puede ser derivada de experiencias acumulativas, efectos químicos (iji!) o simplemente TODO.
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El extremismo en su concepto puede relacionarse peligrosamente con la rétorica (cosa que no deseamos) o puede ser manifestada por medio de la acción. Como mencionamos anteriormente, la pasión exacerbada juega un rol fundamental, por lo que la accion extremista (ya sea en sentimiento o ideología) muy dificilmente será reflexiva o analitica. En este punto me detengo para delimitar las acciones, y sus incentivos:
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1- Una acción ideológica, puede facilmente disfrazarse de discurso (no alanilazaremos la semiótica presente en este punto, más que nada porque no existe). Evidentemente, como ideología requiere de un mínimo concenso en que la idea original es adoptada por un grupo determinado. Pero, hay que aclarar que la acción en sí, será sólo reacción. Esto es lo que permite que una simple concepción de idea, se transforme en una acción extrema.
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2- Una acción sentimental, por otro lado, aunque puede racionalizarse por medio del psicoanálisis (si mencionamos a Freud, ganamos puntos extras) basará su inmediatez, en la reacción pasional. El extremismo en esta clase de reacciones, proviene del mismo lugar que el pánico a las escaleras o el amor por los gatos. De esta forma, cada reacción (y su nivel de extremismo) es impredecible.
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Los extremismos, cabe mencionar, no responden a un estímulo placentero, sino a una nesecidad. Esto explicaría muchos de los comportamientos, en apariencia, incoherentes de ciertos primates que habitan nuestros espacios.