jueves, diciembre 30, 2010

Antes de irme a la cama, me lavé los pies.

Me pasó hace un ratito
me encontré encorbada en el baño
lavándome los pies
y noté cosas que no había notado
No sobre mis pies, que ya los conozco bien
sino sobre la preparación
Por qué me lavé los pies este día?
Por qué un día entero sin zapatos?
Por qué un día entero encerrada en una casa, sola y sin zapatos?
Por qué un día entero encerrada en una casa, sola, sin zapatos, sin nada, sin nadie?
Y me lavé los pies
y cuando lo hice cayeron un par de lágrimas en el agua jabonosa
No es que me de pena cada vez que me lavo los pies
Es que me encontré sola con mis pies,
con un baño frío
en un día de calor
Agua bienvenida y lágrimas que pude prever
Y ahí estaba
como una vieja prematura
jorobada, aburrida, blanda
tratando de remover restos
que de todas formas
volverían el día después.

sábado, diciembre 25, 2010

Los Terribles Efectos de la Genética.

Quiero contarles la historia de algo muy raro que pasó en la casa hace unos meses. Tengo un par de teorías al respecto pero creo pertinente contar los hechos tal como se sucedieron antes de que empiece a confundirlos con las hipótesis y termine armando otra historia de realidad-ficcionada.
Bueno. Pasó más o menos así. ¿Viste que uno a veces tiene esas abuelas que son un poco histéricas y vieja escuela pero aún así les tienes cariño? Yo tengo una de esas. 
Siempre fue un poco despistada. Para ilustrar, digamos que el peligro de incendio era alto cuando ella estaba en la casa. Siempre fue sorda también. Más que nada, por opción. ¿Viste que a veces uno tiene esas abuelas que son un poco egoístas y mala onda? Esta es así y simplemente no le interesaba mucho escuchar las opiniones del resto. Con la edad se puso más despistada y más sorda. Recibió la visita del siempre inoportuno tío alemán (Alzheimer) y ahí fue cuando la historia se puso interesante. 
Mientras más avanzaba la locura y la sordera, más incoherente se volvía ella. Paulatinamente, dejó de escuchar y una vez que dejó de escuchar, dejó de hablar. Y una vez que dejó de hablar empezó a caminar sin rumbo por la casa, chocando con las cosas. El problema fue cuando la abuela desapareció. Algunos dicen haber notado detalles; como que cuando caminaba, ya no se le veían los pies. El descontrolado del primo Nemo dice que se había puesto translúcida y que en la cocina se veían las ollas a través de su cabeza. Yo no noté nada de eso porque el asunto de ser despistada aparentemente es genético. 
La abuela hasta ahora no ha aparecido. Creemos que no va a aparecer. El Nemo dice que ascendió a otro estado de la materia y que aunque no esté en este plano físico, no necesariamente está ausente. Yo creo que el Nemo es el que está en otro plano físico. A la pobre abuela nadie la busca con ganas de encontrarla. Es que creemos que no quiere ser encontrada. Mi mamá dice que el estado fantasmal es muy común en la familia. También dice que me prepare porque el asunto de ser despistada no es la única herencia genética que tenemos. En fin. ¿Viste que uno a veces tiene de esas abuelas que siempre fueron unas perdidas y después se ponen fantasmales? Yo tengo una de esas. 

sábado, noviembre 06, 2010

La Caída de La Casa de Burgos

La demolición hubiese sido un gasto innecesario así que optamos por lo práctico: juntamos a los amigos y bailamos hasta que la casa se vino abajo.

jueves, octubre 07, 2010

Descargo 1.01

Serán los amantes progresivos y los estudios culturales. Las fracturas comunicativas o el sarcasmo meta textual. La referencia de la referencia y de la referencia autoreferente. Ay, ¡que horror!
Te flashean por webcam, te acosan con prefacios de cuentos ajenos, te aconsejan amorosamente y te golpean con fotos y dibujos. No. Serán los posmodernos y sus Miedos. El capitalismo tardío o la esquizofrenia lacaniana. Si, te atrapan en la maraña intertextual y con suerte, funciona. Y el engaño elegante posee esa sofisticación secreta a que La Verdad jamás podría aspirar. Te confunden con su contorsionismo espiritual. Te seducen con (la pretensión de) el idioma original, con Sonic Youth y Velvet Underground. Y si. Hay que respetar el clásico. Y si. Es doloroso cuando se derrama sobre piernas (falsamente) desconformes. Diría "el problema es" pero sería minimizar. Oh, si; todo lo neo-atroz es mínimo, ínfimo, bonito, Lindo.
Decoran sus paredes con la repetición de la repetición de la repetición. Y no es robo. No es alquimia. No es Nada. Nunca podría serlo. Sería sobre-estimar. Basta con la auto imagen que anula, la Macro visión (que si es robo), la condescendencia insolente (¡que atrevimiento, por dios!), la desfachatez mal enfocada, la diarrea verbal (que en ningún caso es verborrea).
No tienen la Nada suficiente. Y aún así funciona. Es pobreza de nuevo rico. Es belleza clínica. Lo apolíneo es tan Tremendamente Eterno, aunque digan lo contrario. Y la eternidad es, aceptémoslo, una magnificente bobería.

martes, septiembre 14, 2010

La verdad sea dicha

Agustín Liondor. Hijo de Amelia Barrientos y Augusto Liondor. Nieto de inmigrantes franceses, 1.95 m. de diferencia y conmoción; hedonista, intelectual de poca monta, alcohólico en recuperación, fanático de la automedicación, amante de las mujeres fáciles, escritor sin producción y, desde hace dos meses, un numero más en las estadísticas.

Hace dos meses fui diagnosticado. Soy, entonces, oficialmente parte del selecto grupo de pacientes psiquiátricos absolutamente autoconscientes; los clientes frecuentes del Dr. Keim: artistas, escritores, poetas, insoportables Literatos.

Gracias a este evento, puedo decir que he completado el arduo camino hacia el status de Genio. Mi editor alucina con el proyecto de sumar este grandioso padecimiento psiquiátrico a la lista de pedanterías falsamente auto-desaprobatorias que adornan la contratapa de mis libros.

A decir verdad, me sorprende que mi visita a la consulta tardara tanto tiempo. Supongo que muchos lo sospechaban. Creo que yo también. Acepto que no soy muy inteligente (bastante menos de lo que aparento), pero tampoco soy idiota; me doy cuenta de las cosas. Y sobre todo, me conozco a mi mismo. Después de todo, 30 años de egocentrismo (a falta de vanidad) tienen su recompensa (por contraproducente que sea).

Hoy se cumplen 2 meses. Dos meses de tener el diagnostico en la mano (metafóricamente por supuesto, el Dr. Keim, bendito sea, dice que no tendría caso entregarme evidencia física del "trastorno" como le llama él) y dos meses de pasearme por esta ciudad tan putamente contemplativa con el conocimiento abstracto de que en alguna parte de mi mente, las conexiones mágicas han determinado su propia y particular zalagarda.

La verdad es que, de entre todos los trastornos potenciales en el amplio espectro del escritor torturado, nunca me esperé algo tan determinante y... colorido. Es por ello que me he tomado la libertad (en todo el sentido de la palabra) de complacerme y confesarme de una vez. Si. Soy Mitómano.

martes, agosto 17, 2010

Naked Feet

Sólo yo se cómo es que misantrópico, apasionante y veloz suenan otra vez. Y, si, tuve que recibir un beso en el aire; era quizá otro vahído amargado imberbe definitivamente no correspondido. Y la ciencia lo afirma con tal dulzura. No lo creerás cuando lo leas. Así. Expectante. Duerme hoy en brazos arriba. En átomos y átomos y átomos. Ordeno ahora, mi voz basta, siempre paciente. Oh, atrapa este ósculo entonces. Nunca lo volverás a ver.

domingo, junio 20, 2010

Hilarante

Primero encontramos una pierna. Estaba escondida entre los matorrales cercanos al río. Esa misma tarde encontramos un brazo entero; mano, dedos... todo. Estaba escondido bajo unas hojas podridas. Supusimos que el resto de cuerpo debía estar en el mismo lugar así que al día siguiente partimos temprano a buscar macabras sorpresas. Tal como pensamos, entre los árboles cercanos, la otra pierna y los dos pies (aparentemente cercenados). Arriba de un árbol, colgando, estaba el otro brazo. A ambos nos pareció graciosísimo encontrarlo ahí. Flotando y golpeando penosamente las piedras en la orilla, divisamos parte del torso. Recién ahí supimos que era un hombre. Me reí como idiota ante la revelación. El tronco estaba abierto. Bastante repulsivo, pero lo sacamos igual. Entre las rocas encontramos los pedazos faltantes del tórax. Irrecuperables. Habían sido mordisqueados por aves, roedores y quien sabe que otras criaturas. Teníamos el cuerpo casi completo, excepto por la cabeza. Obvio. A ambos nos pareció un cliché espantoso lo de la cabeza perdida. Después del tiempo perdido buscando los pedazos, no nos rendiríamos así que seguimos buscando. Finalmente, bajo unas ramas y parcialmente cubierta con tierra, la cabeza. El pelo alborotado y sangriento le cubría el rostro. Con un poco de asco y curiosidad, retiré el cabello de la cara para examinarle. Solté una elocuente carcajada que me asustó incluso a mi; eras tú. Y es que ya me parecía rara tu compañía tan silenciosa. Hilarante.

martes, mayo 11, 2010

Conversaciones con Hombres (Elementales)

La verdad esto si no lo esperaba. Quizá sea cierto eso de que una imagen vale más que mil palabras. Honestamente, nunca pensé que tu imagen valiera algo en lo absoluto. Es muy probable que esa idea se anclara en mi cabecita loca como una especie de solución-parche frente a la adversidad de estos ambiguos encuentros.

Aún pensarías que es patético que mis referentes sean todos ajenos pero te puedo decir brutalmente que cuando vi EL Club de la Pelea pensando en rendirme ante mi masculinidad perturbadora, me topé con mi feminidad latente. Inesperado, por decirlo menos. Una explosión, como diría mi hermano (que todo lo relaciona con pirotecnia). Podría decir que fue en ese tiempo que noté mis cualidades de dama. Edward Norton me habló directamente cuando dijo que (y parafraseo insultantemente) siempre dañas a lo que amas y viceversa. Estoy muy segura que el daño nunca fue intencional (miento). Hubo miles de vendettas, miles de calumnias, miles de convenientes fantasías. Todas y cada una de ellas buscando matarte. No a ti, sino a tu recuerdo (porque sólo fue eso lo que tuve). Puedo afirmar, eso si, que muchos de estos métodos fueron magníficos accidentes.

Son esos azares los que me trajeron aquí. Rumores (que siempre tienen algo-mucho de verdad) marcaron mi camino hasta este momento. Nunca, jamás pensé volverte a ver depués de la forma melodramática en la que desaparecimos. Ya había confeccionado el plan perfecto: aprovecharme de las bifurcaciones y las dobles vías (las dobles vidas también).

Es increíble que ahora, después de tanto tiempo y tanta perfidia, me encuentre mirándote a los ojos, como nunca antes lo hice. Es aún más extraño recibir este llamado que me dice tan francamente que sólo yo podría reconocerte.

No te mentiré; siento un escalofrío que parece no irse y que me atraviesa por completo. Me extraña y (perversamente) me gusta verte así por primera vez; sin ropa, sin alma y sobre todo, sin reloj (sé lo mucho que amabas el tiempo -siempre creíste que tendrías mucho). Por eso, ahora que te veo entero, frío y tendido pienso que realmente me es fascinante absorber tu imagen (y todo lo que implica).

Nadie se ha dado el maldito trabajo de cerrarte esos ojos que solían huir de los míos pero que ahora me miran fijo, cubiertos por esa tela insolente que caracteriza a la muerte. No puedo evitar pensar que la cama metálica que sostiene tu cuerpo inmóvil te hace ver como una aparición (y puedo decir sin vergüenza que para mi siempre lo fuiste). Pero sin duda, lo más atroz de todo esto, no es encontrarte justo en este momento de mi vida y en este estado, sino que más que eso, me preocupa terriblemente no saber si esta vez fui yo quien volvió a ti o si fuiste tu quien volvió a mi.  

sábado, mayo 08, 2010

Así es como termina tu cara en un poste de luz

Sobre las vicisitudes de desaparecer:

Convencionalmente exorbitantes benevolentemente necesarios
Con una deliciosa personalidad superpuesta
estéticamente coherente siempre vehementemente dispuesta
Descripción superflua aun así exacta innegablemente similar a otras tantas
Será su recuerdo imperecedero la panacea en este periplo sin fin
Enumeración pérfida:
Elemental
Aparecido
FANTASMA. 

jueves, febrero 25, 2010

La Mujer sin Contexto.

Honestamente, La Mujer sin Contexto no tiene la más mínima idea de su efecto sobre los enemigos. No sabe como es que logra derrotarlos y entiende que ha triunfado solo porque los ve caer al suelo, rendidos.  Aún no comprende por qué fue invitada a formar parte de la nueva camada de superhéroes que protegen hoy la ciudad. No posee los grandilocuentes poderes de sus compañeros: la fisicalidad del Hombre Intramuscular, la premura de Tránsito Lento Woman, la furia de Supermuletas o la eficacia de Hipstergeek, y aún así triunfa sobre los villanos.

La Mujer sin Contexto ataca debilidades que ni los mismos malhechores conocen. Aún permanece en la memoria colectiva el caso de Aseo-y-Ornato-Bot cuyo marginal y vengativo poderío amenazaba con destruir la ciudad. A pesar de los esfuerzos, nadie pudo detener el horror. Eso, hasta que La Mujer sin Contexto, que por simple azar se vió en medio de la batalla, lo atacó con su proverbial y accidental fortaleza:, “Pedrito ha muerto!” gritó a todo pulmón; “vinieron a buscarte”; “¿supiste que se quemó la casa?”, “Dicen que se le cayeron los dientes”, “¿Celeste agua o verde pistacho?"; La Mujer sin Contexto pronunciaba con innecesaria vehemencia. Aseo-y-Ornato-Bot detuvo su ola de destrucción y debió sentarse a reflexionar frente a la sobredosis de información gratuita: ¿Qué Pedrito?, ¿Quién vino a buscarme? ¿A dónde?, ¿Qué casa se quemó? ¿a quien se le cayeron los dientes?, ¿Qué es celeste agua… o verde pistacho? Tal cantidad de datos incongruentes superaron los autómatas esfuerzos del enemigo que buscaba comprender la situación. Finalmente cayó al pavimento derrotado, pidiendo por favor un poco de contexto.