domingo, mayo 28, 2006

La Comunicación Es... TODO.

No suelo hacer uso de este espacio como el típico Journal gringo. El jodido diario de vida público donde se cuentan las apasionantes aventuras y desventuras de un adulto joven atrapado en una adolescencia inmortal con serios trastornos de personalidad y un gusto durísimo por llamar la atención. Tal vez, sea hora de que lo haga.
Bueno, para los que no lo sepan, un Seminario Periodístico es una reunión fatal de una semana, llena de odas a una labor imposible de embellecer, pseudo-celebridades intelectualoides, hipocrecía de la peor calaña, y narcolepsia en público. Y eso fue lo que me consumió durante los últimos 7 días.
A continuación un arbitrario, estúpido y profundamente presindible resumen de los conceptos memorables de la semana-seminario-periodismo-tortura-con café y galletas:
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- Señor Calippo, no se puede hojear literatura Decmocrata Cristiana durante las exposiciones.
- Dilatación anal... ¿post mortem? (Secreto periodistico)
- Nuevo térnmino: BICIVERSA
- "Por favor, podrían hablar un poquito más despacio"
- "Señor Patricio Bañados, ¿y que hay sobre su programa OVNI?"
- Protesta inútil.
- Terrorismo solitario.
- Aplausos incoherentes.
- Señora de edad madura tratando a su célebre marido de MONIGOTE.
- La misma señora haciendo gala de una hipocrecía tal, que podría causar gastritis en los más fuertes de estómago.
- Bla, bla bla.... "No más retórica"
- Parkour in Calippo's Hole
- Guiller se ve igual que en la tele.
- "Luchoooooo!, te amamos"
- 2 Opas son mejor que 1.
- Los asientos en auditorios no están hechos para humanos cuya altura supere el metro 70.
- Los expertos en comunicación social suelen ser pelados. Y no por eso, Neo-Nazis.
- Viernes a las 20:00, "Trolísimo"
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*No explicaré ninguno de los conceptos. Se trata uno de esos chistes "tenías-que-haber-estado-ahí".

martes, mayo 16, 2006

lunes, mayo 08, 2006

Yo Soy Balsamina.

- ¡Balsamina!, ¡Balsamina!, ven a conocer a tu tocayo. Y Balsamina corrió con las polleras en el aire, como niña que era.
- ¿Dígame, papá?
- Mira, Minita, este es tu tocayo.
La niña observa detenidamente las ropas roídas del hombre, sus innumerables arrugas, la piel destrozada y su caballito miserable. Aleja la vista por un momento y pregunta con inocencia
- ¿Papá, qué quiere decir Tocayo?
- Quiere decir que tiene tu mismo nombre. Él es Balsamino; tú, Balsamina.
La niña queda petrificada. Ese nombre que había odiado toda la vida tenía una razón de ser. Y ese viejito Chuñusco era la razón.
- Mire papá, usted cree que porque soy chica, soy tonta. No pues. ¿Cómo se le ocurre bautizarme con ese nombre? La niña se subleva
- …Sabe que más, desde ahora en adelante no me vuelve a llamar así. Me llaman Mina, o Minita o lo que sea, cualquier cosa menos Balsamina. ¿Me oyó?
Y la niña corre enojada y un poco asustada porque es la primera vez que le habla en ese tono a ese caballero que es su padre.
Los días pasan, y la niña sigue enojada.
- Minita, ¿como te va a molestar tanto?. Es un nombre nada más.
La mamá siempre es comprensiva y la consuela.
- Es un nombre… un nombre horrendo.
Y la niña llora porque cree que sus faldas primorosas, sus zapatitos de charol, sus peinados revolucionarios, sus modales de princesa y su caminar angelical son Nada al lado de ese nombre tan raro. La niña llora por días, y la madre la envía con el Sacerdote de la iglesia.
- Pero hija, ese nombre que tienes… no es feo. Es diferente, es original.
Pero por mucho que el Sacerdote hable bonito y construya metáforas infantiles, la niña no se convence. Y llora, y llora.
Entonces la madre le dice
- Hija, hija… tu nombre es tan lindo. Tu nombre es una flor. Una flor muy bonita.
Pero la niña ya no cree nada. Porque es una niña y está enojada.
Entonces la madre le muestra una revista donde aparece la flor amarilla, linda, linda.
Pero la niña no cree, o no le importa.
Entonces la madre viaja al pueblo, consigue semillas y calladita, las siembra en el patio. Y un día bien lejano llama a la niña
- ¡Minita!, ¡Minita!, ven a ver a tu tocaya.
Pero la niña ya no quiere caer en esos trucos.
- ¡Minita!, ¡Minita!, ven a verla.
Y la niña, de mala gana va hacia su madre con la pollera pegada al suelo y los pies pesados.
- Mira- dice la madre- esa, esa es la Balsamina.
Y la niña la ve por primera vez. Una flor. Y bien bonita.
- Viste Minita. No importa lo que diga tu papá. O cualquiera. Ahí tienes. Y Ahí estás tú. Floreciendo amarilla, pegada al suelo pero yendo hacia arriba. Y cada vez más grande y bonita.
Y la niña ya está cansada de pelear contra un nombre. O le empieza a parecer algo estúpido, así que mira la flor con los ojos entre cerrados y dice tranquila
- Balsamina, mamá. Llámeme así no más… porque soy yo. Yo soy Balsamina.