- ¡Balsamina!, ¡Balsamina!, ven a conocer a tu tocayo. Y Balsamina corrió con las polleras en el aire, como niña que era.
- ¿Dígame, papá?
- Mira, Minita, este es tu tocayo.
La niña observa detenidamente las ropas roídas del hombre, sus innumerables arrugas, la piel destrozada y su caballito miserable. Aleja la vista por un momento y pregunta con inocencia
- ¿Papá, qué quiere decir Tocayo?
- Quiere decir que tiene tu mismo nombre. Él es Balsamino; tú, Balsamina.
La niña queda petrificada. Ese nombre que había odiado toda la vida tenía una razón de ser. Y ese viejito Chuñusco era la razón.
- Mire papá, usted cree que porque soy chica, soy tonta. No pues. ¿Cómo se le ocurre bautizarme con ese nombre? La niña se subleva
- …Sabe que más, desde ahora en adelante no me vuelve a llamar así. Me llaman Mina, o Minita o lo que sea, cualquier cosa menos Balsamina. ¿Me oyó?
Y la niña corre enojada y un poco asustada porque es la primera vez que le habla en ese tono a ese caballero que es su padre.
Los días pasan, y la niña sigue enojada.
- Minita, ¿como te va a molestar tanto?. Es un nombre nada más.
La mamá siempre es comprensiva y la consuela.
- Es un nombre… un nombre horrendo.
Y la niña llora porque cree que sus faldas primorosas, sus zapatitos de charol, sus peinados revolucionarios, sus modales de princesa y su caminar angelical son Nada al lado de ese nombre tan raro. La niña llora por días, y la madre la envía con el Sacerdote de la iglesia.
- Pero hija, ese nombre que tienes… no es feo. Es diferente, es original.
Pero por mucho que el Sacerdote hable bonito y construya metáforas infantiles, la niña no se convence. Y llora, y llora.
Entonces la madre le dice
- Hija, hija… tu nombre es tan lindo. Tu nombre es una flor. Una flor muy bonita.
Pero la niña ya no cree nada. Porque es una niña y está enojada.
Entonces la madre le muestra una revista donde aparece la flor amarilla, linda, linda.
Pero la niña no cree, o no le importa.
Entonces la madre viaja al pueblo, consigue semillas y calladita, las siembra en el patio. Y un día bien lejano llama a la niña
- ¡Minita!, ¡Minita!, ven a ver a tu tocaya.
Pero la niña ya no quiere caer en esos trucos.
- ¡Minita!, ¡Minita!, ven a verla.
Y la niña, de mala gana va hacia su madre con la pollera pegada al suelo y los pies pesados.
- Mira- dice la madre- esa, esa es la Balsamina.
Y la niña la ve por primera vez. Una flor. Y bien bonita.
- Viste Minita. No importa lo que diga tu papá. O cualquiera. Ahí tienes. Y Ahí estás tú. Floreciendo amarilla, pegada al suelo pero yendo hacia arriba. Y cada vez más grande y bonita.
Y la niña ya está cansada de pelear contra un nombre. O le empieza a parecer algo estúpido, así que mira la flor con los ojos entre cerrados y dice tranquila
- Balsamina, mamá. Llámeme así no más… porque soy yo. Yo soy Balsamina.
- ¿Dígame, papá?
- Mira, Minita, este es tu tocayo.
La niña observa detenidamente las ropas roídas del hombre, sus innumerables arrugas, la piel destrozada y su caballito miserable. Aleja la vista por un momento y pregunta con inocencia
- ¿Papá, qué quiere decir Tocayo?
- Quiere decir que tiene tu mismo nombre. Él es Balsamino; tú, Balsamina.
La niña queda petrificada. Ese nombre que había odiado toda la vida tenía una razón de ser. Y ese viejito Chuñusco era la razón.
- Mire papá, usted cree que porque soy chica, soy tonta. No pues. ¿Cómo se le ocurre bautizarme con ese nombre? La niña se subleva
- …Sabe que más, desde ahora en adelante no me vuelve a llamar así. Me llaman Mina, o Minita o lo que sea, cualquier cosa menos Balsamina. ¿Me oyó?
Y la niña corre enojada y un poco asustada porque es la primera vez que le habla en ese tono a ese caballero que es su padre.
Los días pasan, y la niña sigue enojada.
- Minita, ¿como te va a molestar tanto?. Es un nombre nada más.
La mamá siempre es comprensiva y la consuela.
- Es un nombre… un nombre horrendo.
Y la niña llora porque cree que sus faldas primorosas, sus zapatitos de charol, sus peinados revolucionarios, sus modales de princesa y su caminar angelical son Nada al lado de ese nombre tan raro. La niña llora por días, y la madre la envía con el Sacerdote de la iglesia.
- Pero hija, ese nombre que tienes… no es feo. Es diferente, es original.
Pero por mucho que el Sacerdote hable bonito y construya metáforas infantiles, la niña no se convence. Y llora, y llora.
Entonces la madre le dice
- Hija, hija… tu nombre es tan lindo. Tu nombre es una flor. Una flor muy bonita.
Pero la niña ya no cree nada. Porque es una niña y está enojada.
Entonces la madre le muestra una revista donde aparece la flor amarilla, linda, linda.
Pero la niña no cree, o no le importa.
Entonces la madre viaja al pueblo, consigue semillas y calladita, las siembra en el patio. Y un día bien lejano llama a la niña
- ¡Minita!, ¡Minita!, ven a ver a tu tocaya.
Pero la niña ya no quiere caer en esos trucos.
- ¡Minita!, ¡Minita!, ven a verla.
Y la niña, de mala gana va hacia su madre con la pollera pegada al suelo y los pies pesados.
- Mira- dice la madre- esa, esa es la Balsamina.
Y la niña la ve por primera vez. Una flor. Y bien bonita.
- Viste Minita. No importa lo que diga tu papá. O cualquiera. Ahí tienes. Y Ahí estás tú. Floreciendo amarilla, pegada al suelo pero yendo hacia arriba. Y cada vez más grande y bonita.
Y la niña ya está cansada de pelear contra un nombre. O le empieza a parecer algo estúpido, así que mira la flor con los ojos entre cerrados y dice tranquila
- Balsamina, mamá. Llámeme así no más… porque soy yo. Yo soy Balsamina.
3 comentarios:
Igual el nombre no es hermoso xD Pero mejor que lo haya aceptado... aunque más bien se aburrió de que trataran de convencerla de que su nombre era lindo xD
Y si tenía un sentido filosófico, no llegue a captarlo xD
Adios
Lo más emotivo que he leído de Bernadette.Un guiño al melodrama clásico sin duda, heredero de Angel( la niña de las flores)
Proximamente en Viejipedia:
.-Viejito Bustamante, el filologo
.-Lui Bocai, el bellista
.-Graciosa, Prosperina y Balsamina ( trilogia de las abuelas con nietos Totdos)
.-Claudio Wagner y sus cabellos plateados
mega conmovedor!!!!!!!!!!!!
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