martes, marzo 07, 2006

Sobre Lo Cataclíptico.

No recuerdo en qué libro de Papelucho, se habla sobre el concepto de "huerfaneo" como verbo; yo me huerfaneo, tu te huerfaneas, nosotros nos huerfaneamos...
De lo que si me acuerdo, es de las diferentes formas de huerfanearse. Uno puede ser huerfaneado, y uno puede huerfanearse solo.
Yo no sé cual de estos tipos se aplica a mí. No me han huerfaneado, estoy segura. Y yo no me he huerfaneado sola, pero a veces me siento huerfana.
La orfandad me ha negado varias cosas, ahora que lo pienso. Fue eso, lo que me permitió no ir al temido jardín infantil. Mi mamá me llevó. Me dejó. Se fué. Yo me quedé bajo una mesa, llorando. Mi mamá vino. Me llevó a casa. Nunca más se habló del tema. "Nicole esperará hasta el kinder". Eso fue todo.
Creo que lo más infantil que queda cuando uno ha envejecido (no en cuerpo, sino en mente) es el miedo. No el miedo como pánico. Sino el miedo en la guata. Cuando la guata se retuerce, el cuerpo se tensa y el nudo en la garganta, el peso (lo que Papelucho llama "agüta en el alma") te dice que ya vas a llorar. Igual que un bebé. Y lloras, lloras porque tu mamá no está (incluso si está) y porque tienes hambre (porque no estás satisfecho) y tienes un nombre (y se te olvida, porque eres un bebé) y te da pena. Y sigues llorando, porque te sientes huerfano. Y nunca sabes porqué. Y eso es cosa de niños, pero está bien.

2 comentarios:

Carlos Siegel dijo...

Conmovedor
Prosaico
Deleznable


Peras!!!!

Pozo.... dijo...

No me acuerdo tampoco de qué libro de Papelucho era ese término... uhh, el miedo, siempre se va al estómago y te tensas, cuando chico llorabas, ahora te tensas...en fin, que estés bien!