lunes, septiembre 07, 2009

Los regalitos del HOMBRE NORMAL

Hay un corazón hecho mierda en mi taza de café- dice ella, como si se tratase de un fenómeno de común ocurrencia. Y lo es. Pero no vale la pena llevar la cuenta. Esta vez, no hay jugos de frambuesa en su cara, ni gotas de leche melancolicas como lluvia de sur en la ventana empañada de cafetín del pasado y bla bla bla. Esta vez hay casi nada. Y si no fuera por el casi, que miedo, no habría nada. Y es así. Redundante y terrible. Porque es el famoso cliché. Y ¿a quien le importa si sienten cosas o no? ¿Y si hablan de sus manos y sus úteros y sus conexiones banda ancha a la madre tierra y toda su mugre insalvable? Por que si, es hora de afrontarlo. No vale la pena. Too little too late. (El cover). ¿A quien le importan sus alas basuriles y disfraces y quejas de corazones tan sensibles que son puro amor y clamidia? Y pobres aquellos a los que si le importan. Andarán volando por la vida gracias a... y en razón de... eventos devenidos del meao de perro. Y escribiendole odas a su pobreza. Es el problema del hombre normal. Que igual es un poco de todos. Porque aunque te dicen que lo prosáico le da mil patadas en la raja a lo poético, es un trabajo espantoso huir de esas apariciones repentinas sin crédito. Y es especialmente duro cuando se sabe que mientras hay una clica por ahí que vive de estas flatulencias estéticas, hay también una pobre imbécil que aunque trata de engañarse, igual se da cuenta de que hay un corazón hecho mierda en su taza de café.

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