martes, mayo 11, 2010

Conversaciones con Hombres (Elementales)

La verdad esto si no lo esperaba. Quizá sea cierto eso de que una imagen vale más que mil palabras. Honestamente, nunca pensé que tu imagen valiera algo en lo absoluto. Es muy probable que esa idea se anclara en mi cabecita loca como una especie de solución-parche frente a la adversidad de estos ambiguos encuentros.

Aún pensarías que es patético que mis referentes sean todos ajenos pero te puedo decir brutalmente que cuando vi EL Club de la Pelea pensando en rendirme ante mi masculinidad perturbadora, me topé con mi feminidad latente. Inesperado, por decirlo menos. Una explosión, como diría mi hermano (que todo lo relaciona con pirotecnia). Podría decir que fue en ese tiempo que noté mis cualidades de dama. Edward Norton me habló directamente cuando dijo que (y parafraseo insultantemente) siempre dañas a lo que amas y viceversa. Estoy muy segura que el daño nunca fue intencional (miento). Hubo miles de vendettas, miles de calumnias, miles de convenientes fantasías. Todas y cada una de ellas buscando matarte. No a ti, sino a tu recuerdo (porque sólo fue eso lo que tuve). Puedo afirmar, eso si, que muchos de estos métodos fueron magníficos accidentes.

Son esos azares los que me trajeron aquí. Rumores (que siempre tienen algo-mucho de verdad) marcaron mi camino hasta este momento. Nunca, jamás pensé volverte a ver depués de la forma melodramática en la que desaparecimos. Ya había confeccionado el plan perfecto: aprovecharme de las bifurcaciones y las dobles vías (las dobles vidas también).

Es increíble que ahora, después de tanto tiempo y tanta perfidia, me encuentre mirándote a los ojos, como nunca antes lo hice. Es aún más extraño recibir este llamado que me dice tan francamente que sólo yo podría reconocerte.

No te mentiré; siento un escalofrío que parece no irse y que me atraviesa por completo. Me extraña y (perversamente) me gusta verte así por primera vez; sin ropa, sin alma y sobre todo, sin reloj (sé lo mucho que amabas el tiempo -siempre creíste que tendrías mucho). Por eso, ahora que te veo entero, frío y tendido pienso que realmente me es fascinante absorber tu imagen (y todo lo que implica).

Nadie se ha dado el maldito trabajo de cerrarte esos ojos que solían huir de los míos pero que ahora me miran fijo, cubiertos por esa tela insolente que caracteriza a la muerte. No puedo evitar pensar que la cama metálica que sostiene tu cuerpo inmóvil te hace ver como una aparición (y puedo decir sin vergüenza que para mi siempre lo fuiste). Pero sin duda, lo más atroz de todo esto, no es encontrarte justo en este momento de mi vida y en este estado, sino que más que eso, me preocupa terriblemente no saber si esta vez fui yo quien volvió a ti o si fuiste tu quien volvió a mi.  

sábado, mayo 08, 2010

Así es como termina tu cara en un poste de luz

Sobre las vicisitudes de desaparecer:

Convencionalmente exorbitantes benevolentemente necesarios
Con una deliciosa personalidad superpuesta
estéticamente coherente siempre vehementemente dispuesta
Descripción superflua aun así exacta innegablemente similar a otras tantas
Será su recuerdo imperecedero la panacea en este periplo sin fin
Enumeración pérfida:
Elemental
Aparecido
FANTASMA.